2022 va camino de convertirse en la peor campaña de incendios forestales del siglo en nuestro país. El Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS) estima que, desde enero, los incendios forestales en España han arrasado más de 220.000 hectáreas, una superficie cuatro veces mayor que la media arrasada a comienzos de julio entre 2006 y 2021. Además, esta superficie quemada superó en menos de siete meses el territorio abrasado por el fuego en todo 2012 -hasta ahora el peor año desde que hay registros-.
Las altas temperaturas -llevamos registradas 3 olas de calor en lo que va de verano-, ponen a todo el territorio en riesgo. Galicia, Castilla y León, Aragón, Extremadura, Andalucía, Cataluña o la isla de Tenerife son algunas de las regiones más afectadas.
La lucha contra incendios es una batalla que se libra todos los años en muchas partes del mundo y en la que se ven implicados numerosos efectivos cuyo único objetivo es proteger la vida de las personas y los recursos naturales. En España, uno de los actores clave para mitigar los daños provocados por las llamas es la Unidad Militar de Emergencia (UME), un cuerpo integrante de las Fuerzas Armadas Españolas creado en 2005 que, tan solo en esta temporada, ha desplazado más de 900 efectivos para ejecutar labores de extinción y brindar apoyo y ayuda a los equipos de bomberos que trabajan sobre las zonas afectadas.
Además de defender a la población y sus viviendas, el también llamado 4º ejército, refresca las zonas afectadas, vigila que no exista riesgo de reactivación de las llamas, colabora en evacuaciones y montajes de campamentos y brinda apoyo sanitario en coordinación con otros medios militares, entre otras funciones.
Su labor constante es fundamental para mantener a salvo nuestros bosques y poblaciones. En perfecta coordinación con efectivos como los Consorcios de bomberos, las Brigadas BRIF del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), la Policía Local y Nacional, la Guardia Civil, medios aéreos, Protección Civil, Cruz Roja, etc., son una parte imprescindible y un activo de gran valor en la lucha contra los incendios forestales. El esfuerzo y trabajo de la UME, de un alto grado de peligrosidad, merece un reconocimiento especial, pues los hombres y mujeres que componen todas estas unidades se juegan la vida cada año por preservar nuestros pulmones verdes.