Fue ministro de Defensa entre 1991 y 1995 durante el Gobierno de Felipe González. Antes, ocupó la silla de Sanidad. Militante del PSOE está considerado como uno de los grandes especialistas de la izquierda en Seguridad y Defensa, con un paso por las estructuras de la Unión Europea. Ahora, desde la fundación Feindef trata de fomentar una cultura de la Defensa en España.

Usted fue ministro de Defensa, como especialista en la materia, ¿cómo ve el conflicto de Ucrania?
Es otra vez la confrontación Este-Oeste en los peores términos posibles. Putin quiere recuperar la zonas de influencia del imperio ruso de siempre, el de los zares, y lo está haciendo como lo han hecho siempre, por las malas, con la fuerza.

Entonces ¿no estamos hablando de una guerra corta?
Creo que se va a parar en un tiempo relativamente breve porque los objetivos más importantes de Putin ya los ha conseguido: asegurar Crimea, conquistar la zona de Azov uniendo Donbass con Crimea. El Gobierno ucraniano ha aceptado ya los términos de una neutralidad, asegurando que no va a poder entrar en la OTAN. Putin ya ha conseguido sus objetivos. Ahora intenta consolidarlos desde una posición de fuerza, por eso no para, para demostrar que no tiene límites.

Ya en 2014, con Crimea, asomó sus intenciones pero parece que no lo tomamos en serio
Es que fue un mal precedente aceptarle sus condiciones. La fuerza la habíamos excluido ya en el continente desde el final de la Segunda Guerra. Es volver a los viejos métodos de los siglos anteriores.

¿Y a Europa y a la OTAN nos ha pillado con el pie cambiado?
Creo que a Europa más que a la OTAN. Pero la OTAN estaba también en una actitud relativamente poco activa. Por eso Macron dijo que estaba en muerte cerebral. Pero la Unión Europea carece de medios militares, de una política geoestratégica eficaz, eso sí que nos ha pillado en una situación endeble.

La política común de Defensa hasta ahora se ha quedado en papel mojado. ¿Se está reinventando a toda mecha?
En la política europea de Defensa hemos avanzado más en los últimos 10 meses que en los 10 años anteriores gracias a que le hemos visto las orejas al lobo y al liderazgo de Ursula von der Leyen y de José Borrell. que han roto con todos los esquemas de prudencia anteriores y han dicho que tenemos que poner en marcha la Política Común de Seguridad y Defensa. Si no es por el liderazgo de estos dos, aún estaríamos discutiendo los pasos a dar.

Hay muchas voces que reclaman en este momento una cultura de la Defensa en España.
Creo que todavía nos queda mucho para tener una auténtica cultura de Defensa. España es un país que no ha sufrido ninguna Guerra Mundial y tiene una conciencia de sus obligaciones de sus misiones internacionales en el campo de defensa muy escasa. Es cuestión de tiempo, es cuestión de que las nuevas generaciones entiendan que lo que pasa en Ucrania o en el norte de África nos afecta y nos va afectar cada vez más.

El cambio de discurso en el propio seno del PSOE, partido al que usted pertenece, ha sido espectacular en los últimos 10 días.
El cambio ha sido en el plano de la Defensa, en el aumento el gasto en defensa. Pero ya venía muy alineado por la política común de defensa. Se defendía que había que materializarlo, pero no se daba el paso de garantizar ese mayor gasto de acuerdo con los compromisos con la OTAN. En la práctica, los programas que la ministra Robles está implementando ya suponían un incremento de gasto. Lo que se ha hecho es reconocer las obligaciones.

Aumentar el gasto en recursos humanos y medios.
Básicamente el de medios. Es un futuro, tecnológicamente, muy rentable porque se transforma en tecnología que adquieres, en patentes que registras y todo eso se puede trasladar al sector civil a través de empresas como Indra, Airbus o Navantia. Los programas militares se utilizan como un sistema de tracción empresarial en la tecnología más avanzada. De entrada, suponen una inyección en las empresas en lo que supone I+D. Todo el sector de tecnología digital que utilizamos viene de esas inversiones.

¿Un cambio revolucionario, casi cultural, dedicar el 2% a gasto militar?
No hay que hacerlo de golpe, hay que hacerlo poco a poco. No hay que hacerlo de un año para otro. De hecho ya se ha aumentado un 3 décimas de punto en los últimos años y lo ha hecho este Gobierno.

¿Cómo se ve desde fuera las discrepancias entre socios de gobierno en cuanto a la gestión de la guerra de Ucrania?
Son las condiciones impuestas por las circunstancias políticas y parlamentarias y electorales. La política de Podemos es más una política ideológica testimonial, porque es un área de la competencia del presidente del Gobierno. Lo que le queda es el derecho a opinar, pero no el derecho a influir. Porque además lo que dicen es muy poco sensato, es que es muy antiguo todo lo que dicen.

Entonces, insisto, ¿cree que estamos ante un conflicto armado corto?
Depende de las intenciones de Putin, que no las ha explicitado. Pero está muy a punto de conseguir sus objetivos, en la medida en que se materialice en las próximas semanas estará encauzado, pero no resuelto. Porque va a existir una resistencia en Ucrania defendiendo su soberanía y eso puede trasladarse a una inestabilidad permanente que no sabemos cuánto puede durar y a donde nos lleva.

¿Y esa resistencia de Ucrania deberá seguir siendo alimentada desde Europa?
Pues en principio creo que sí, porque están en su perfecto derecho a defender su soberanía nacional. Y está en los principios de la Unión Europea.

¿Ve capaz a Putin de acercar su escalada militar a Polonia?
Yo creo que no. Porque, además, en ese momento, OTAN intervendría, seguro. No tendríamos más remedio que responder. Hay que saber cuándo se ponen los pies en pared. Si toca el territorio OTAN, ese es el límite.

¿Y cómo se resuelve este atolladero?
Hay que llegar a un estatus de seguridad con Rusia, encontrar un acomodo de Rusia en el sistema de seguridad europeo. Y hay que hacerlo a medio plazo. Darle la seguridad de que no amenazamos sus intereses. Es importantísimo, que sepa no le pretendemos ahogar en el terreno de la seguridad. Una vez que superemos el conflicto habrá que trabajar en esa dirección. Rusia va a seguir estando ahí, va a seguir teniendo las dimensiones que tiene, va a seguir siendo un país con dos almas, europea y asiática. Y va a seguir con fronteras imprecisas, por lo que habrá que llegar a un acomodo que le dé confianza. Yo creo que habrá que hablar con los militares. Generar confianza entre los militares y que ellos la trasladen a los políticos.

En su etapa de ministro de Defensa se produjo la primera rebaja temporal en la mili, a los nueve meses.
Yo perdí la batalla del servicio militar. Me negué en mi época a que se suprimiera el servicio militar y lo conseguí. Luego lo aprobó Aznar con Trillo de ministro.

¿Fue un error?
Yo creo que desvincular totalmente a la ciudadanía de sus Fuerzas Armadas no es buena idea. Habría que mantener alguna relación, aunque fuera muy breve, como en mi etapa. Pero una estancia mínima para que constataran como son las Fuerzas Armada. Esa es una batalla sobrepasada.

¿Apostaría ahora por recuperar algo similar a la mili?
Yo dudo mucho que se pueda recuperar ahora. Tenemos muy implantada la idea de un ejército profesional y lo que hay que hacer es cuidarle, tratarle bien presupuestariamente.

Entonces, ¿cómo fomentar la cultura de la defensa en la juventud?
A través de la educación, en los colegios, y a través de programas en los medios. Algún tipo de relación con las Fuerzas Armadas conviene tener desde la infancia.

La gestión del Covid es lo que acercó a las Fuerzas Armadas en su labor de asistencia y de ayuda. Ahora hay que trasladar que nuestras Fuerzas Armadas, las mismas, están en actitud defensiva y con armas.
La misión de las Fuerzas Armadas es defender con los medios adecuados, con fuerza, cuando hay un problema de soberanía o de ataque a tus intereses nacionales. El gran escaparate de las Fuerzas Armadas ahora es la UME. Fue una buena decisión de Zapatero que algunos al principio no veíamos. Están muy pegados a los problemas de la sociedad.

¿Es partidario de que España tenga más peso en la OTAN?
Creo que estamos integrados en la estructura militar gracias a decisiones que tomó el Gobierno en el que estuve. Participamos en todas las misiones, tenemos representantes magníficos en Bruselas. La muestra es que los más recientes Jemad han tenido todos responsabilidades ejecutivas en la OTAN. Y los jemes han estado participando en misiones OTAN.

Ceuta y Melilla se quedaron fuera. ¿No es momento de renegociar la situación de ambas plazas con la OTAN?
Creo que es un tema muy nacional y muy bilateral con Marruecos. Pero la OTAN no creo que nos dejara solos en el caso de tener un problema en esa zona, sobre todo en el terreno diplomático.

Todo el mundo mira al Este, pero en el Sur también hay un problema que puede aprovechar la coyuntura.
Y tenemos otro problema también en el Sahel. En Mali, con Rusia, con sus mercenararios… Eso nos afecta más. Y muestra que aún tenemos un problema de seguridad común en Europa. Es la Unión Europea a la que le corresponde los intereses europeos en el Sahel más que a la OTAN.

Si volviera a ser ministro de Defensa, ¿dónde centraría los esfuerzos económicos de aumento presupuestario para Defensa?
Apostaría más por el espacio, la defensa en el espacio, en los sistemas de observación, porque permite tener un conocimiento de lo que pasa en la superficie de la tierra y hacer una adquisición de información, de dirección de tiro… Y después invertiría más en drones. Hay muchas posibilidades en ese terreno que no están exploradas. Drones con autonomía y con capacidad de ataque, no solo de observación.

¿Es la ciberseguridad uno de los puntos débiles de la defensa europea?
Es otra de las áreas en las que centraría la inversión. La ciberseguridad es la gran clave de la soberanía del futuro. Cualquier individuo con un poco de conocimiento te puede alterar el funcionamiento de los servicios públicos. Tenemos a empresas especializadas en ciberseguridad. Debe ser una política coordinada con todos los países de la UE. En ciberseguridad tenemos todos las mismas necesidades: blindar nuestras redes de comunicaciones que garantizan los funcionamientos de los servicios públicos.

Dependencia energética. Uno de los graves problemas que afectan a la seguridad.
Lo que se ha demostrado es que no podemos prescindir de ninguna fuente de energía. Y se ha demostrado que Alemania se equivocó suprimiendo con demasiada celeridad sus centrales nucleares porque de las centrales nucleares y de los sistemas verdes dependemos en el futuro. porque los combustibles fósiles tienen una debilidad de suministro notable. La sustitución no va a ser fácil, va a exigir inversiones, pero son inevitables.

¿Hay que combinar las nuevas energías con la nuclear?
Indudablemente. No podemos prescindir de las centrales nucleares que tenemos y el ejemplo es Francia, cómo es más inmune a la crisis gracias a sus centrales nucleares. Además, las nuevas tienen una tecnología mucho más segura. La prueba de que las nucleares son seguras es que no ha habido ningún accidente, solo Fukushima y Chernóbil, éste último por una tecnología antigua y un mantenimiento dudoso. La japonesa, por un tsunami, circunstancia natural difícil de prever. Nosotros estamos muy lejos de tener esos riesgos. Son importantes también las conexiones del gas vía Francia. Ahí hay que insistir.

China ¿gran problema en ciernes?
China se puede convertir en el gran beneficiario de esta crisis porque la situación económica de Rusia va a ser tan endeble que va a poder adquirir toda la materia prima, todas las empresas rusas a un precio de saldo. China Se puede hacer con Rusia económicamente. Además, está haciendo un esfuerzo en tecnología militar y en inversiones en Defensa muy notable. Es el segundo país en inversiones militares del mundo y eso va a alterar la relación que tiene con sus vecinos y su posición en el mundo. Es muy difícil que alcance a EEUU pero si le puede poner en dificultades parciales o locales.