Guerra Ucrania


Tras más de un año de la invasión rusa de Ucrania, este acontecimiento se ha convertido en la cuestión central del panorama geoestratégico europeo donde se han desatado diferentes crisis relacionadas con la desestabilización de la economía. Por ello, es conveniente prestar atención a las consecuencias y efectos de la guerra a nivel global.

Este escenario ha sacado a la luz muchas de las dependencias que se tenían desde occidente, como la energética. Los países europeos, que contaban en gran parte con el gas proveniente de Rusia para el consumo de energía, han revertido esta situación acelerando una transición energética que hasta entonces iba con cierta lentitud.

Si bien las consecuencias de la guerra han traído una inestabilidad en los costes de los combustibles fósiles, han tenido también un efecto positivo hacia la inversión en energía renovable. La suspensión de la compra de combustibles fósiles procedentes de Rusia ha hecho a Europa líder en la instalación de energías renovables como la fotovoltaica.

Por otro lado, a pesar de llevar más de un año de conflicto, la repercusión de esta guerra sigue teniendo consecuencias en el sector de la alimentación. Tanto Rusia como Ucrania tienen un rol destacado como exportadores de ciertos productos alimentarios. El inicio de la guerra desencadenó niveles máximos en el precio de los alimentos exportados, un aspecto que sigue teniendo efectos actualmente. Los precios de los alimentos siguen estando por encima de los niveles habituales y, de no volver a renovar el acuerdo para exportar cereales con Ucrania a través del Mar Negro, se prevé que puedan seguir aumentando, lo que podría desembocar en hambruna en algunos países de Oriente Medio y África.

Otro de los efectos a tener en cuenta tras la invasión ha sido el papel de la OTAN. El vínculo transatlánticoestá viviendo una época de renacimiento a raíz del apoyo a Kiev a través del suministro de armas, munición y equipamiento militar, entre otros. Una causa que ha tenido como efecto la reavivación de la organización, que se ha visto respaldada por los cambios en la política de defensa de muchos Estados miembro y el posible ingreso de otros países como Finlandia y Suecia.

Además, se ha aumentado la inversión armamentística en los países que forman parte de la Alianza Atlántica. Algo que, actual y próximamente, supondrá un impacto en el concepto que se tenía hasta ahora de seguridad, dándole el valor extra que necesita para ayudar a cubrir las exigencias de escenarios como el actual. Por último, cabe señalar el importante aumento de la inversión armamentística en los países que forman parte de la Alianza Atlántica y de la UE. Europa quiere más autonomía estratégica configurando una base industrial y tecnológica mucho más fuerte. Todo ello supondrá un impacto en el concepto que se tenía hasta ahora de seguridad y que servirá para cubrir las exigencias de escenarios como el actual.