Usted ha estado a ambos lados del tablero: primero como secretario de Estado de Defensa y ahora como presidente de Feindef. ¿Qué peticiones debe y puede hacer la industria de Defensa a las Administraciones públicas?
Coincidimos en dos objetivos fundamentales: por un lado, en el de la modernización de las capacidades de las Fuerzas Armadas. Por otro, en el de la consolidación de una base industrial de tecnología de Defensa que dé soporte a esas capacidades de las Fuerzas Armadas. Siempre hemos destacado la necesidad de tener un marco presupuestario estable y previsible, a medio y largo plazo. En este momento las Administraciones públicas están en condiciones de garantizar la estabilidad.
¿Cuál es, a nivel armamentístico, el principal problema de las Fuerzas Armadas?
El principal problema es la modernización constante que necesitamos. La capacidad de disuasión es el objetivo que todos pretendemos para garantizar la paz y nuestra libertad. Y esa capacidad se fundamenta en la innovación tecnológica. El principal objetivo que deben tener la industria y las Fuerzas Armadas es conseguir tener esa ventaja tecnológica que haga que la disuasión sea real y sea creíble.
La obsolescencia es un gran problema de los sistemas de armas elementales de las Fuerzas Armadas. No hay dinero para mantener lo que hay, y al final se termina canibalizando vehículos para emplearlos como piezas de repuesto. Un ejemplo claro son los Leopard 2a4 que enviamos en su día a Ucrania. No sé si esa tendencia se está consiguiendo revertir.
Se ha hablado mucho de eso. Los períodos de maduración de los grandes programas de sistemas de armas se producen en períodos temporales muy largos. En muchas ocasiones nos encontramos ante la contradicción de tener recursos disponibles para afrontar un gran programa, pero somos conscientes de que ese programa no tendrá efecto hasta dentro de 5, 6, 7, 8 o 10 años.
Tenemos que tener un proceso de modernización continua. Es el ciclo de vida de los sistemas de armas. Se debe garantizar no solo la inversión inicial, sino también el mantenimiento. En ocasiones yo sufrí esa experiencia de tener recursos suficientes para invertir, pero no tener recursos para sostener. Eso se está revirtiendo y por ejemplo, con el Eurofighter o con los vehículos 8x8.
Durante los dos años que estuvo en el cargo, el departamento comprometió 15.000 millones de euros en distintos proyectos: el Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR) 8x8 Dragon, las fragatas F-110, los submarinos S-80 que acaban de rematarse, los nuevos helicópteros NH90, la modernización de los Chinook, la actualización de los Eurofighter y la renovación de los satélites de comunicaciones. ¿Empezó ahí el rearme porque los informes de inteligencia auguraban el escenario que se plantearía después en Ucrania?
No había ningún indicio concreto, solo el conocimiento de la realidad, pero éramos conscientes de que el mundo estaba muy agitado.
Somos, en relación con el peso de nuestra economía, el país OTAN que menos destina a su presupuesto a Defensa.
Eso es discutible.
¿Eso puede discutirse?
Puede. Es indiscutible que la aportación española en porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) no es de las más elevadas, sino más bien de las más escasas en el mundo en términos absolutos. Pero desde el año 2014 al año 2023 el gasto per cápita en defensa se ha incrementado más que el conjunto de los países de la OTAN.
Se ha hecho un esfuerzo.
Sí, eso es así. En la Cumbre de Gales del año 2014 se acordó el compromiso de llegar al 2% del PIB en inversión en Defensa. Se habló también de la necesidad de que ese esfuerzo se concretase en que un 20% del total fuera en inversión. España siempre ha cumplido ese dato.
El pasado 18 de marzo, el presidente del Gobierno reunió a empresas clave del sector. ¿Qué temas se trataron en esa reunión?
Yo no participé en ella, fue anterior a mi nombramiento. No obstante, conozco la necesidad de fortalecer la base industrial y tecnológica, y la necesidad de la preparación para dar respuesta al compromiso que ha asumido España como país que ayuda a Ucrania.
Desde que estalló el conflicto, la UE ha incrementado su capacidad de producción de munición en un 50%. Yo creo que en esa reunión lo que pretendía el presidente Sánchez era transmitir el apoyo del Gobierno a la industria y conocer cuáles son sus inquietudes y sus capacidades para garantizar la ayuda a Ucrania.
¿Que este año no haya Presupuestos Generales afectará de alguna manera a la inversión en Defensa y en Seguridad Nacional?
Por lo que tengo entendido, no. Todos los programas se están desarrollando, y prueba de ello son los créditos extraordinarios que está habiendo. Los compromisos del Gobierno no van a sufrir ningún menoscabo a consecuencia de que no haya Presupuestos.
En las elecciones europeas varios partidos que han crecido en votantes son contrarios a continuar con la ayuda a Ucrania. Incluso hay formaciones con elementos prorrusos o con discursos favorables a Putin. ¿Es una mala noticia para la industria de Defensa el auge de estos extremismos?
La decisión de la Unión Europea con relación a la ayuda a Ucrania no está en cuestión. Y no preveo que los resultados de estas últimas elecciones supongan ninguna merma al decidido apoyo que la UE está prestando a Zelenski. Está en juego nuestra libertad. Bien es cierto que por parte de Rusia, desde hace ya muchos años, hay campañas de desinformación que tienen sus efectos, y hay que adoptar las medidas suficientes para combatirlas. Pero no preveo que la postura de la Unión Europea con relación a Ucrania cambie.
¿Falta cultura de Defensa en España?
Falta cultura de Defensa, no solo en España, en todo el mundo. Esta es la época de la primera generación de la Unión Europea que no ha sufrido un conflicto bélico. Parece que fuera algo ajeno a nosotros. No podemos desconocer la Historia, no podemos desconocer que, hace bien poco, ciudadanos como usted o como yo, estaban combatiendo en Bosnia.
Mi generación no ha vivido la guerra.
Hay que trasladar a la opinión pública que la democracia es el sistema más fuerte que existe, pero es como el diamante: tiene una gran fortaleza, pero es muy frágil. De tal manera que hay que defenderla y cultivarla todos los días. Y no hay que olvidar que la democracia es una conquista social. Eso es lo que está en juego en Ucrania.
¿Es real la amenaza en Europa?
Ucrania lo demuestra. Es una demostración palpable de que existe un peligro real. Si Ucrania sucumbiera, el conflicto adquiriría otra dimensión en territorios del ámbito europeo.
Creo que este conflicto de Ucrania se ha producido por la percepción de que el mundo occidental estaba en declive. Todo tiene su origen en la reacción del mundo occidental a la invasión de Crimea. Fue una reacción un tanto tibia. Parece que volvemos a rememorar las dudas que existieron en la época de Chamberlain a principios de la Segunda Guerra Mundial. Intentar rehuir el conflicto, lo que provoca es el fortalecimiento de quien provoca conflicto.
¿Cuál sería ahora mismo la principal amenaza para España?
Eso lo tiene que definir el Ministerio de Defensa, no yo.
Tras las formas de guerra moderna que estamos viendo en Ucrania y en Gaza, con empleo de drones e inteligencia artificial, ¿cree que el modo de combatir va a ser distinto a lo que habíamos conocido?
La Defensa en gran parte se fundamenta en innovación tecnológica, en la utilización de tecnologías disruptivas que ahora todavía no nos podemos ni imaginar. Pero cuando se habla de este tipo de tecnologías, por ejemplo, la inteligencia artificial, no podemos olvidar las normas del Derecho internacional humanitario. La utilización de sistemas autónomos no debe llevar aparejado que no haya una responsabilidad humana en su utilización. Esto se está poniendo de relieve en Gaza.
¿Cómo es trabajar con Margarita Robles?
Es trabajar con una persona enormemente cercana, eficaz y muy sensible. El diálogo y la convivencia que existe entre el Ministerio de Defensa y la industria de defensa es ejemplar. Existen problemas industriales evidentes, pero son problemas que se dan en cualquier industria, en cuanto al cumplimiento de los plazos o el acertar o no con la innovación y con la investigación. Todo programa innovador tiene un porcentaje de incertidumbre que es muy difícil de resolver.
Pero hay una diferencia sustancial, y es que la industria de Defensa y el Ministerio de Defensa van de la mano en los programas. Ambos están al servicio de la Defensa nacional, y por lo tanto, todos los problemas que puedan surgir se resuelven dialogando.
¿Cómo afectará al sector de la tecnología militar la crisis diplomática con Israel?
No tendría por qué afectar. Pero en todo caso, la industria de Defensa asumirá lo que la soberanía de los Estados decida en cuanto a las relaciones diplomáticas que mantengan. Que yo sepa, no parece que haya ningún problema.
En las próximas elecciones de Estados Unidos, Trump tiene muchas papeletas de volver a proclamarse presidente. De ser así, ya ha anunciado que cerrará el grifo de la ayuda armamentística a Ucrania. ¿Está la industria militar de la UE preparada para suplir lo que Washington aporta a las tropas de Zelenski?
No es conveniente pronunciarse sobre lo que puede suceder en las próximas elecciones en Estados Unidos. Una vez que se produzcan, ya veremos si el elegido es Trump y si cumple lo anunciado. Sin duda, la ayuda que en estos momentos presta Estados Unidos a Ucrania es difícilmente sustituible por la Unión Europea.
¿Son nuestras Fuerzas Armadas totalmente independientes de otros países en cuanto a sus capacidades armamentísticas?
No hay ningún país que sea independiente. Yo no sé si se podría utilizar este argumento del autoabastecimiento con Estados Unidos o con China. Es discutible, pero en este mundo tan interconectado es difícil pensar que exista una situación real de autonomía por parte de nadie.
Pero efectivamente, es necesario incrementar la autonomía estratégica de España. Tenemos que proteger nuestras capacidades industriales estratégicas. Tenemos que intentar que se produzca la reindustrialización para la cadena de suministro nos garantice cierta libertad de acción.
Para que se haga una idea, el 73% de las compras se han realizado fuera de la UE. Y cerca del 60%, de los Estados Unidos. Es una realidad que hay que intentar incrementar la autonomía de los países europeos.
Desde su posición en el Gobierno, pero también ahora como presidente de Feindef, ha podido comprobar cómo Marruecos multiplica cada año su presupuesto para comprar material de Defensa: drones, F-35, helicópteros... ¿Cree que es una potencial amenaza para España?
Esa es una valoración que yo no debo realizar. En todo caso, Marruecos es un país amigo con el que tenemos muy buenas relaciones y no tengo que entrar en otra consideración.
Diversos organismos como Europol o la Guardia Civil han alertado en los últimos meses sobre las armas que se pierden de camino a Ucrania y caen en manos del crimen organizado. Tal y como ha revelado EL ESPAÑOL, algunas de esas armas se han utilizado ya en nuestro país. ¿Cómo se pueden mejorar los controles sobre el suministro armamentístico?
Siempre se pueden mejorar, en todo caso estamos hablando de un problema de armamento ligero. Lo que atañe al mercado negro de armamento forma parte de la investigación policial. ¿Que pueda haber anomalías? Se pueden producir, sí.
Por último, ¿qué espera de la nueva etapa que se abre en Feindef con usted al frente?
Tenemos esperanzas de que Feindef continúe creciendo, que sea una feria de mayor nivel y de mayor relevancia. El reto que tenemos es precisamente la consolidación de lo ya conquistado, porque somos una feria de relevancia mundial. En este momento tenemos ya 500 stands. Hay esperanzas de sobrepasar en 2025 lo alcanzado en 2023.